Carta al director de la doctora Elena Muñoz, presidenta de la Societat Balear de Medicina Familiar i Comunitària (Ibamfic), donde defiende la Atención Primaria y su papel principal en la Covid-19.
No suelo contestar a los artículos publicados en prensa, menos aún a los editoriales porque reflejan la opinión del firmante, y las opiniones, bien fundadas y argumentadas, son aportes valiosos a cualquier tema. Pero en este caso, me he visto obligada, por alusiones, a responder al editorial del Menorca del 26/7/2020 donde se afirma que “la atención primaria es un caos, está colapsada, atascada”. Me gustaría saber en qué datos objetivos se basa para semejante afirmación, y de hecho, me gustaría preguntarle al firmante si conoce a su médica de familia y cuándo fue la última vez que se visitó en su centro de salud.
El editorial propone que debería haberse hecho “un plan de implantación, el cual debía pasar por un período experimental”. Suena bonito, si no fuera porque el virus y la pandemia no esperan a los resultados de los experimentos. La atención inicial telefónica y el cribado a la atención presencial se realiza actualmente en todas las comunidades de España y en los principales países de nuestro entorno. Es verdad que son muchas llamadas además de las visitas presenciales y los domicilios, urgencias, etc., y esto supone una sobrecarga para el sistema; es verdad que para los profesionales supone una dificultad y una complicación añadida a los muchos retos y complejidades en el día a día de las consultas de Atención Primaria. Pero la alternativa del acceso directo y sin filtrar de los pacientes convertiría los centros de salud en centros de contagio. No es un escenario viable, no podemos ni contemplarlo de momento.
Pero la Atención Primaria no es un caos, es un sistema muy potente y muy eficiente de cuidados en salud a la población, con grandes profesionales que están respondiendo a este escenario de hiperdemanda, más en la situación actual de vacaciones (tan necesarias además este año) de una parte importante de las plantillas. Estamos dando respuesta habitual a los problemas de salud de la población (¿hace falta recordar que el 85 % de las consultas de Atención Primaria se resuelven en ese nivel, sin derivar al paciente a otros ámbitos asistenciales?) y además estamos lidiando con los cuidados domiciliarios o en consulta de la mayoría de los pacientes Covid que por suerte no necesitan cuidados en hospital, estudio de contactos, cribado de pacientes sintomáticos sospechosos, y un largo etcétera, porque para la Atención Primaria no existe ningún problema de salud que no sea de su incumbencia. Por lo tanto, la Atención Primaria está tensionada (en algunos lugares más que en otros, por supuesto) y sus profesionales cansados y en riesgo de claudicar. Necesitamos también que nos cuiden, después de los aplausos, que se nos forme específicamente en atención telemática, que cada profesional despliegue todas las funciones según sus capacidades y formación, que se nos alivie de la burocracia y los mil trámites ajenos a la Atención Primaria que se nos imponen, a veces desde otros niveles de atención, y disponer de tiempo para hacer nuestro trabajo bien, y con serenidad.
La solución a esta situación no necesita de ningún estudio ni experimento. La Atención Primaria está más que diagnosticada, y unánimamemte se le ha prescrito un tratamiento: inversión. Se necesita aumentar la inversión para dotarla de todos los administrativos, médicos y de enfermería que se necesitan, por un déficit de profesionales que ha sido denunciado ampliamente desde mucho antes de la pandemia, debido a recortes e infradotación económica en varias legislaturas. En estos tiempos de cambio y adaptabilidad que se nos pide a los profesionales, también se han de flexibilizar y adaptar las condiciones laborales, estimular la formación continuada, reorganizar los equipos y las funciones de cada uno de sus miembros. En una palabra: invertir en más y mejores profesionales.
Todos los expertos en Salud (sanitarios, economistas, gestores, pacientes) dejaron claro en la mesa de Reconstrucción Nacional del Congreso de los Diputados que hay que aumentar muchísimo el presupuesto para sanidad per capita, desligarlo de un porcentaje del PIB, y destinar al menos un 25 % de ese presupuesto a Atención Primaria. Nos es nada nuevo bajo el sol, es la demanda unánime de todo el sector desde hace años, y más necesaria ahora que nunca. Hay que conseguir una Atención Primaria con la dimensión y la potencia necesarias. Está llegando la segunda ola, quien no la oiga venir es que es sordo. Quien piense que puede pararse aumentando las camas de UCI es que no ha entendido nada.