Con motivo del Día Mundial de Prevención del Suicidio, hablamos con la psicóloga clínica y psicoterapeuta Beatriz Martín, miembro del Grupo de Trabajo de Comunicación y Salud de Ibamfic, sobre el papel y las claves para una buena entrevista clínica desde Medicina de Familia y Comunitaria, que permita la detección, seguimiento y la correcta derivación.
Beatriz Martín Cabrero es psicóloga clínica y psicoterapeuta, con experiencia trabajando en el programa de Atención y prevención del suicidio en Hospital Son Llàtzer, donde ha desarrollado su labor a lo largo de casi 17 años, en el Servicio de Psiquiatría. Realiza formación a profesionales en entornos de salud habilidades de comunicación y gestión emocional, y es miembro del Grupo de Trabajo de Comunicación y Salud de Ibamfic.
Desde su experiencia, y con motivo del Día Mundial de Prevención del Suicidio, nos habla de la función de los médicos y las médicas de familia en la detección y de las claves de la entrevista clínica con pacientes de riesgo.
Desde que se creó el Observatori del Suicidi, dentro del Pla Estratègic de Salut Mental de les Illes Balears, se han llevado a cabo una serie de iniciativas de formación dirigidas a médicos y médicas de familia, basadas en el papel que tienen en la detección del riesgo de suicidio y la correcta derivación, recuerda la psicóloga. Y es que la entrevista clínica, con una acogida y escucha correcta y un buen seguimiento del paciente, si se hace bien, explica Beatriz Martín, puede conseguir calmar ansiedades y la propia ideación suicida.
Una de las situaciones habituales con las que se encuentran los médicos de familia es la del paciente del cual se sospecha depresión pero no verbaliza la idea de suicidio. En estos casos, dice, no hay que tener miedo de plantear abiertamente la pregunta de si piensa en ello. Si el paciente verbaliza claramente que no, o que quiere vivir, hay que acabar con la idea o el mito de que hablarlo induce a ello, aclara la psicóloga. Porque, explica, es falsa la idea de que preguntar sobre ideas de suicidio puede inducir a una persona a llevar a cabo sus ideas. Hablar, ayuda, concluye en este sentido.
Son importantes en la entrevista clínica los datos a obtener, y aclara que lo más importante en estos casos, más que lo qué se dice, es el cómo, incidiendo en la importancia de no juzgar, de no culpabilizar o no dar cosas por supuestas de los pacientes. Es más importante, añade, validar las emociones e incluso la idea misma de suicidio, porque no es tan anormal que se piense en ello en algunas situaciones de la vida.
“Son importantes en la entrevista clínica los datos a obtener, y más que lo qué se dice, lo importante es el cómo; sin juzgar, culpabilizar o dar cosas por supuestas de los pacientes”
En la entrevista clínica hay que cuidar los detalles y la forma de estar con el paciente. Y en cuanto al contenido, detalla que lo importante es valorar bien el riesgo; para, luego, actuar en consecuencia. Sobre esto añade que para valorar el riesgo hay que explorar si hay planificación. Es decir, si el paciente ha pensado cuándo lo hará, dónde o de qué manera. Se considera mayor riesgo si el paciente lo está planificando y tiene acceso fácil a un medio potencialmente muy letal.
La psicóloga insiste en el cómo se hacen las preguntas, en dejar tiempo para hablar y en no interrumpir. Y en no dar consejos banales; con frases tipo «eres joven y esto pasará». Porque estos consejos suelen producir el efecto contrario al deseado, generando enfado o tristeza. Por lo que cabría evitarlos a toda costa, detalla la experta. De la misma manera, se desaconseja prometer mejoría con frases como «ya verás que vas a estar bien, o esto se supera». Porque aunque se haga con empatía, no siempre puede que sea así, y puede tener un efecto desmoralizador o desesperanzador, insiste. Hay que tener en cuenta que una persona que tiene estas ideas lleva mucho tiempo luchando contra el malestar y contra estas ideas mismas. Estas frases que banalizan el problema pueden producir sentimientos de culpa.
“Hay que tener en cuenta que una persona que tiene estas ideas lleva mucho tiempo luchando contra el malestar y contra estas ideas mismas”
Hay que transmitir esperanza de alguna forma, pero muy basada en la realidad de una persona. Si tiene un trastorno de ansiedad, nunca tratada, por ejemplo, se puede explicar que esta ansiedad está influyendo y que tratándola puede haber mejoría.
Como resumen, Martín habla de escuchar bien la experiencia del paciente, no dando nada por supuesto, explorando el nivel de riesgo. Y a la vez, transmitiendo tranquilidad, estando en el equilibrio con el nivel de riesgo real, y sin caer en un error pensando en riesgo 0 ni tampoco en el dramatismo.
Según la información obtenida, el médico de familia podría actuar de tres maneras: mantener visitas de seguimiento, derivar a la unidad de salud mental para atención ambulatoria por psicología clínica o psiquiatría o derivar a urgencias. En este último caso, y si el riesgo es inminente, hay que evitar que el paciente esté solo, hasta que pueda ser atendido. Por otro lado, se puede hablar con el paciente (o convencerle) para que avise de su situación a alguien de confianza.