Entrevista al vocal de investigación de Ibamfic, el Dr. Bernardino Oliva-Fanlo, autor de un trabajo sobre las corazonadas en Medicina de Familia y su valor predictivo en el diagnóstico de cáncer y enfermedades graves.
Los médicos de familia tienen una corazonada de alarma en aproximadamente un 22 % de las visitas por un motivo nuevo de consulta, que indican que este paciente puede tener un problema grave. Es una de las conclusiones del trabajo encabezado por el Dr. Bernardino Oliva-Fanlo, miembro de Ibamfic, Societat Balear de Medicina Familiar i Comunitària, y que ha recibido la beca Isabel Fernández de la semFYC. Esta investigación sobre las corazonadas en Medicina de Familia y su valor predictivo en el diagnóstico de cáncer y enfermedades graves ha sido publicada con el título Prospective Observational Study on the Prevalence and Diagnostic Value of General Practitioners’ Gut Feelings for Cancer and Serious Diseases
Las corazonadas complementan la práctica y el conocimiento científico.
No es algo esotérico ni mágico, sino basado en los dos sistemas de decisiones que tenemos los humanos; uno más analítico y otro intuitivo, donde el razonamiento se da de una forma inconsciente. El Harrison, manual de medicina interna más famoso, cuando habla de toma de decisiones médicas, ya habla de la intuición. Podemos decir que la Medicina tiene una parte de ciencia y otra de arte. La intuición forma parte del arte de ejercerla.
Existen varios artículos que hablan de la presencia de estos gut feelings en países europeos como Bélgica, Holanda y Francia, principalmente. Con este trabajo hemos querido saber si entre los médicos de familia españoles también estaban estos sentimientos o corazonadas, lo que en catalán equivaldría a pressentiments.
¿Cuál es la forma habitual de que aparezcan este tipo de sentimientos en la consulta?
De un modo intuitivo, porque según se desarrolla la conversación, con las preguntas que vamos haciendo, en algún momento surge la intuición o corazonada, que puede ser de alarma: cuando nos damos cuenta de que lo que nos cuenta el paciente no es tan normal y que requiere algo más de atención; un diagnóstico diferencial o distintas pruebas y tratamientos.
¿Qué debemos destacar de las conclusiones del trabajo?
Hemos calculado que alrededor del 75 por ciento de las veces que vemos a un paciente por un nuevo motivo de consulta tenemos una de estas corazonadas. Y en un 22-23 por ciento de los casos se tiene una corazonada de alarma, es decir, se piensa que ese paciente puede tener un problema grave. Lo que es curioso es que en el 97 por ciento de los casos hay algún tipo de corazonada.
¿Cómo se ha desarrollado la investigación y qué equipo hay detrás?
El trabajo de investigación empezó en 2015, con un protocolo de trabajo cualitativo completo, presentado a un grupo europeo que precisamente estudia este tema de los gut feelings, y con el que queríamos colaborar.
Hemos trabajado con pacientes de Balears, de Mallorca y de Eivissa, y también de Madrid y de Barcelona, con la ayuda de compañeros y compañeras de ahí.
Lo primero fue traducir el cuestionario en inglés de gut feelings basado en las conclusiones de estudios de Holanda y Bélgica, para saber cómo podíamos utilizarlo en nuestro medio. En la validación al castellano han intervenido médicos de distintos lugares y otros países de habla hispánica, para evitar que fuera localista. A partir de las corazonadas o sentimientos de alarma, se ha hecho un seguimiento de los pacientes, para ver qué pasaba después. El trabajo con las conclusiones se ha publicado en el Journal of General Internal Medecine.
¿Las corazonadas aparecen con más frecuencia en la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria?
Las corazonadas las tenemos todos; es una característica humana. En Medicina, es cuando ves a un paciente y piensas: esto no me gusta. Surge también del hecho de haberlo visto en muchos momentos, y esto es algo intrínseco a la longitudinalidad, al hecho de conocer al paciente, propia de nuestra especialidad. De hecho, en las especialidades más generalistas es donde hay más incertidumbre y donde tienes peores valores predictivos.
Y rompiendo mitos, vemos que las médicas no tienen más corazonadas que los médicos. Ni son más propias de los veteranos que de los médicos jóvenes.
¿La protocolización de la Medicina va en detrimento de estos gut feelings?
El protocolizar cada vez más va, lógicamente, en contra de permitir un ejercicio más libre. Ahora bien, la posibilidad de que todos los médicos sigan los protocolos de la misma manera es baja. Y nos encontramos ante situaciones que no están en los protocolos, porque la variabilidad de la vida real gana a cualquier protocolo. Es decir, siempre hay momentos en el que el paciente se sale de este protocolo. Tienen que estar, porque es un lugar al que agarrarte, especialmente, cuando tu conocimiento sobre algún tema flojea, puesto que sirve para hacer las cosas razonadamente bien. Pero no puedes basarlo todo en protocolos. En definitiva, no podemos hacerlo todo a través de protocolo ni todo a base simplemente de intuición.
Una corazonada sería como tener una prueba diagnóstica más. En países como Dinamarca o Reino Unido tienen diseñados protocolos de derivación de pacientes con sospecha de cáncer justificados con el gut feeling, con síntomas no tan llamativos pero que tienen que ver con algo que no te acaba de gustar. En nuestro sistema no entran, al menos, no de esta manera. Pero yo si tengo una sensación muy desagradable con un paciente, puedes apostar que lo voy a derivar al nivel donde crea que este paciente debe ser atendido.
¿Qué aconsejas que hagan los médicos de familia con estas corazonadas?
En las conclusiones del artículo decimos que habría que asumir que este tipo de pensamientos existen, y que, en ocasiones, se darán con mucha fuerza. Por tanto, es importante no intentar huir de ellos. Probablemente, el paciente estará sano, pero está bien no despreciarlos para mantenerse alerta. Estar atentos al sentido de alarma multiplica por tres la posibilidad de detectar que el paciente tenga una enfermedad grave en un futuro. En Atención Primaria, desde la Medicina de Familia, tenemos poco tiempo; vamos a dedicárselo a quienes probablemente lo necesiten, para prevenir cosas. Al especialista les diría, aunque muchos ya lo saben y lo practican, si a un paciente lo deriva su médico de cabecera porque algo no le gusta, más si llevara 30 años viéndolo, míralo. Por tanto: no desprecies tus corazonadas ni la de tus compañeros, porque tienen más carga de probabilidad que la que crees, y merece la pena darle una vueltecita al tema, por decirlo de algún modo.